Confucio - 11 de agosto, 1997
Confucio es el fundador del confucionismo. El lugar donde se encuentra es un nivel elevado del Mundo Espiritual medio, no muy lejos de Buda. Aún en la más cruda tormenta invernal viste el tradicional sombrero cilíndrico y sobretodo coreanos, quedándose largas horas en actitud de meditación, sentado en la nieve, sin moverse para nada. Si uno va a verlo repentinamente, la espera se hace difícil, ya que es alguien a quien no se puede ir a ver sin avisarle de antemano.
Cuando lo saludo, diciéndole: "Confucio, he venido a verlo", me responde: "¿No le parece muy descortés de su parte venir sin avisar?" Me presenté diciéndole que en la Tierra siempre he apreciado muchísimo el pensamiento confucionista y que escribí el Pensamiento de Unificación. Le dije que vine aquí después de vivir con una nueva visión de la vida, que aprendí del Maestro Sun Myung Moon. Entonces me enseñó en reproche "¿Cómo puede llamar a su gran maestro de esa manera? Debe pronunciar Moon, Sun, Myung, cada nombre de una manera honorable". Luego Confucio me dijo: "Me parece que el lugar donde usted está sentado es más incómodo que el mío; cambiemos de asiento". La manera de dirigirse a mí y cada una de sus palabras, estaban tan llenas de cortesía y modales, que yo no podía iniciar mi conversación.
Varias veces fui a verlo, y cada vez que iba lo veía venir caminando silenciosamente, humildemente vestido. Su carácter, en una palabra, se parece a una estatua de Buda. No habla rápido, por lo que lleva tiempo escucharlo hablar; la expresión de su rostro no suele cambiar, siempre tiene una expresión severa, rigurosa... Le gustan muchísimo tanto el Principio Divino como el Pensamiento de Unificación, y gentilmente me pide: "Me gustaría que volviese por aquí". Sin embargo, tal vez porque pensó que era descortés, examinaba mi expresión facial. Su carácter es tan taciturno que me era algo difícil conocer su interior.
Me interesaba saber cómo el amor de Dios era transmitido al lugar donde está Confucio. En el caso de Buda, el amor de Dios le era trasmitido por medio de alguien, pero con Confucio era un poco diferente. Dios mismo fue a llamarlo a Confucio. En el momento que le dice que enseñe el pensamiento de Dios dentro del pensamiento confucionista, Confucio se echó de bruces en reverencia. Hace la reverencia de un modo tan ceremonioso, que demora largo tiempo en volver a ponerse de pie. Me pregunté por qué será diferente la manera en que Dios trata a Buda de la manera en que trata a Confucio.
Mientras que Buda dijo que uno puede perfeccionarse por sí mismo, sin Dios ("Yo soy mi propio Dios"), Confucio se dedicó a enseñar todo tipo de principios éticos, cortesía y normas de conducta para el hombre. La razón por la cual Dios está más cerca de Confucio es que éste no actuó como si él mismo fuese un ser divino.
Había muchas personas a su alrededor, vestidas a la manera antigua, elegantes, con el sombrero cilíndrico y túnica. Había frecuentemente tantos eventos que no era fácil acercarse. Cada vez que iba a encontrarlo era como tener que pasar por doce puertas.
“mensaje del mundo espiritual:Confucio
Cuando nacemos en el mundo, no estamos completos con todos los atributos de Dios. Nosotros necesitamos ambientes internos y externos en varios niveles durante nuestro crecimiento hacia la perfección. Sin embargo, nosotros nos formamos en la dirección equivocada antes que nosotros alcanzáramos la perfección.
Entonces, ¿Qué es la imagen humana original y el estándar de la perfección humana?, Y ¿Qué proceso se requiere para perfeccionarnos en la forma original? Como ustedes saben, yo he experimentado ambos mundos, una vida en la tierra y una en el mundo espiritual, y me gustaría aclarar este problema sobre la base de esta experiencia.
Para esto, yo quise encontrarme con Confucio que es respetado favorablemente y es admirado por todas las personas en la tierra. Cuando estaba en la tierra, él observó las reglas de corrección estrictamente incluso en cosas pequeñas tales como dar un paso. Esto me intrigó, y le pregunté por qué sientes que tienes que vivir de esa forma. Confucio sólo abrió su boca después de un largo silencio. Él creyó que debido a que él no nacido según su deseo, él debe apreciar todas las cosas a su alrededor de igual forma que él respeta a sus padres, y además que sus padres también eran una herencia preciosa de sus antepasados. Según él, en nuestra vida en la tierra, nosotros debemos respetar y servir a nuestros superiores en todas las formas, y amar a nuestros menores porque ellos son los que heredan nuestra tradición. Desde que nuestras relaciones humanas verticales y horizontales son por la causa de compartir un amor precioso, nosotros debemos confiar entre sí centrado en la verdad, cubrir los defectos tanto de uno como los del otro, compartir cosas juntos y fortalecer nuestras amistades. Confucio siente que ésta es la forma natural humana.
Por otro lado, exhorta Confucio, nuestro ambiente natural también es una herencia preciosa de nuestros padres y antepasados, así que nosotros debemos apreciarlo y mejorarlo para que nosotros podamos darlo de nuevo a nuestros descendientes de forma pura y limpia. Todo lo que hemos recibido de nuestros antepasados, incluyendo nuestros cuerpos, nuestros pensamientos, y nuestro ambiente, reflejan su espíritu. Todos nosotros tenemos la responsabilidad para guardar intacto lo que hemos recibido y pasarlo a nuestros descendientes. Por consiguiente él continúa, en el cielo y la tierra, no hay nada que esté sin valor. Es necesario para nosotros apreciarlos, y para hacer esto nosotros necesitamos ser educados en las reglas de propiedad. Servir a nuestros ancestros no es diferente de creer y servir a Dios. Ésta es la conclusión de Confucio.
Aunque yo no sé cuando, donde, y cómo el Confucionismo empezó, yo concluí que esta filosofía tiene algo importante para nosotros. La naturaleza humana que busca usar la libertad dentro de los límites de ciertas normas establecidas en lugar de vivir arbitrariamente, debe venir de la naturaleza de amar y servir a Dios. En esta luz, nosotros podemos decir que desde el principio, nosotros somos creados de tal manera que vivimos en una relación inseparable con Dios. Yo creo que todos los seres humanos deben vivir de esta forma, y que esto es muy natural para ellos.
18 de mayo de 2000