Hyung Jin Nim:

Hermanos y hermanas, bienvenidos a este día de primavera. Me gustaría compartir con ustedes una cita del Padre, está en la página 826 de Cheon Seong Gyeong, “La unidad de mente y cuerpo no se puede lograr sin amor verdadero. Por lo tanto, la mente se sacrifica por el cuerpo y aún así olvida, repetidamente. La mente está en la posición de representar a Dios y de este modo es nuestro maestro más grande. La mente es el centro que Dios envió como Su manifestación. Es el yo vertical.”

Realmente adoro esto. Cuando pienso acerca de esto, es tan importante que en nuestra vida apreciemos nuestra mente, que podamos apreciar la creatividad que Dios nos ha dado, que podamos apreciar la originalidad que insufló dentro de nosotros. Esto es tan importante. Cuando vemos a Dios podemos ver que El es grande y que El es muy creativo, etc. Tenemos las mismas características también vivas dentro de nosotros, en nuestra mente, la representación de El, la manifestación de El.

Hermanos y hermanas, avancemos siempre. Respeten su mente. Respeten la creatividad que tienen. Respeten su originalidad. Ustedes son una obra de arte. Dios los hizo totalmente únicos. Cuando ustedes se ven a sí mismos bajo esa luz, nos vemos con una mente victoriosa, nos vemos bajo la perspectiva de Dios, nos vemos a nosotros mismos con un valor tremendo. No diremos: “¡Oh! Soy terrible y nunca llegaré a la perfección. Yo trato todos los días pero siempre soy inadecuado.”

Sí, todos tienen debilidades, pero es tan importante no ver sólo ese lado. Siempre. Cuando venimos al servicio es tan importante que nos encuadremos y comencemos, una vez más, recordando quiénes somos y de quién somos. Es tan importante que cuando nos veamos a nosotros mismos veamos que somos valiosos. “Yo soy valioso. Yo tengo valor divino, yo tengo valor cósmico, soy único y totalmente original. Soy una creación única.” Cuando nos comenzamos a ver a nosotros mismos de ese modo, comenzamos a fortalecernos, podemos comenzar a traer de vuelta los ojos de Dios ubicados dentro de nosotros, tenemos el punto de vista de Dios, podemos comenzar a ver nuestra vida con más victoria, más iluminación y más paz en el futuro.

Hermanos y hermanas es maravilloso verlos en este día de primavera y espero que tengan un día fresco. Disfrutemos realmente el servicio de hoy. Es un gran día para alabar a los Padres Verdaderos y a Dios. Gracias por venir.

La historia interesante de Hyung Jin Nim:

Cada vez que comienzo las palabras, me gusta comenzar con algo interesante. En la Escuela de Divinidad, nos gustaba ver el lado cómico de la religión. Es bueno ser capaz de reírse de uno mismo de vez en cuando.

Escuché la historia de un hombre mayor. El tenía problemas del corazón, terminó en una cirugía de bypass. Entonces estaba bajo el cuidado de las monjas. Las monjas le preguntaron: “¿Cómo pagarás las cuentas del hospital?” Y él comentó en una voz carrasposa: “No tengo cobertura médica.” Le preguntaron nuevamente: “Bueno, ¿tienes algo de dinero en el banco?” El dijo: “Ningún dinero en el banco.” Le preguntaron nuevamente: “Bueno, ¿hay alguien que te pueda ayudar?” Y él dijo: “No tengo parientes. La única persona que tengo es una hermana y ella está sola y solitaria. Es una monja.” Y la monja le dijo: “No estamos solas ni somos solitarias ya que estamos casadas con el Dios Todopoderoso.” Y al escuchar esto el hombre dijo: “Entonces envíale la factura a mi cuñado.” (Todos se reien y aplauden).

Mensaje Principal de Hyung Jin Nim:

Esa fue bastante excitante. Ah, esa fue una de las historias más excitantes e interesantes que hemos tenido. Me gustaría hablarles hoy acerca del Auto fortalecimiento para Dios. Para vivir una vida bendecida es tan importante fortalecernos, mejorar, ser más felices, más maduros, más victoriosos, más exitosos, etc.

Demasiadas personas viven sus vidas dando excusas de porqué no mejoran: “No tengo el poder, tal vez no tenga las conexiones correctas. Soy realmente un don nadie. No hay ninguna diferencia de todos modos.” Algunas personas llegan al extremo de decir: “Realmente no quiero enfocarme en mí mismo. Eso sería egoísta. Quiero enfocarme en otras personas, ayudar a que otras personas cambien.”

Es tan importante realmente entender que si queremos verdaderamente bendecir a otras personas, si queremos verdaderamente ayudar a que otros cambien, debemos ser más maduros, más avanzados que ellos en esta área del cambio. Así como yo quiero enseñar a alguien arte o carpintería, necesito estudiar esas artes, necesito practicar esas artes para poder enseñárselas a otros.

Del mismo modo, si vamos a ayudar a otros a ser más felices, más maduros, etc., entonces es importante que nosotros mismos estemos continuamente fortaleciéndonos, mejorándonos a lo largo del curso de nuestras vidas. Es tan importante, porque a veces en nuestras vidas podemos sentirnos deprimidos. A veces sentimos que todo el mundo está en contra nuestro. Ni siquiera podemos levantarnos, es simplemente difícil levantarse. Tenemos dolor de cuello y dolor de espalda y toda clase de cosas pero incluso en esos momentos tenemos que comenzar a decirnos: “¡Eh!, voy a hacerlo, tengo gran potencial. Tengo un futuro impresionante esperando por mí.”

Tenemos que traer esa fortaleza de vuelta a nosotros. Una de las áreas de práctica más grandes, más importantes que podemos hacer es aprender de otros que son mejores que nosotros. Si encontramos personas que son maduras, que son mejores que nosotros en una cierta área de cambio, una de las cosas más maduras que podemos hacer y uno de los más grandes modos de recibir bendición es reconocer que hay personas más avanzadas que nosotros en esa área del cambio, y también aceptar su consejo y su asesoramiento sabio. Cuando miramos el Principio, yo miré el capítulo uno la semana pasada durante el servicio del miércoles y hablé acerca del Propósito de la Creación. El propósito de Dios al crear todo fue para la felicidad. Dios quería dar felicidad y recibir felicidad. El quería darla y recibirla. Al final Dios quería tener felicidad, compartir felicidad, dar y dar y recibir, etc. Entonces la meta de los seres humanos de acuerdo a la perspectiva del Principio también es encontrar la felicidad, ser capaces de darla y recibirla. Noten esto: darla y recibirla (no sólo recibir sino también dar).

Una de las cosas que el Principio nos enseña es que tenemos dos clases de cuerpos. Dios nos creó en dos clases de cuerpos. Uno es el cuerpo individual de la verdad y uno es el cuerpo conectado. Una palabra muy extravagante para decir una cosa muy simple. El cuerpo individual de la verdad simplemente dice que somos muy únicos. Todos nosotros tenemos una identidad individual. Tenemos una personalidad especial. Tenemos trazos únicos que son únicos solamente para nosotros y que representan un aspecto muy único de Dios. Esto es lo que significa simplemente. Lo que cuerpo conectado significa es que cada uno de nosotros está conectado a otras personas. Estamos interconectados a otras personas. Estamos interconectados al mundo. Estamos interconectados con nuestras naciones. Estamos interconectados con nuestros cónyuges, con nuestros hijos, etc. Cuando lo miramos más profundamente, esencialmente significa que nosotros mismos no somos nuestros, no nos pertenecemos. Yo escucho que algunas personas dicen que en sus vidas pueden tener comportamientos negativos porque piensan: “Es mi vida, no estoy lastimando a nadie. Puedo hacerlo.”

Pero eso es no entender la naturaleza de nuestra realidad. Somos cuerpos conectados. Entonces, al final, yo mismo no soy completamente mío. También soy de mi esposa. Yo soy su esposo, ¿correcto? Y también soy el padre de mis hijos. En algún aspecto ellos están conectados a mi. En algún aspecto ellos son dueños de mi posición de padre o esposo, etc. Yo mismo no soy mío solamente. Y debido a que somos cuerpos conectados, cuando actuamos negativamente con enojo o violencia o con avaricia, etc., entonces estamos contribuyendo negativamente a esas personas con las cuales estamos conectados. Y esta es la clave. Finalmente, finalizamos dañándonos a nosotros mismos.

Cuando tratamos mal a nuestra esposa, entonces dañamos esa relación de la cual somos una parte importante y significativa. Al final nos herimos a nosotros mismos. Si les gritamos a nuestros hijos por enojo, dañamos esa relación con el tiempo. Ellos pueden sentirse resentidos con nosotros. Tal vez no quieran relacionarse con nosotros. ¿Qué nos enseña el cuerpo conectado? Nos enseña que, si hacemos cosas negativas a otros, esto finalmente repercutirá en nosotros. Si estamos conectados, va a volver a nosotros. Este es un principio tan importante en nuestras vidas.

Yo estaba hablando con una hermana. Ella es una mujer mayor y me dijo que cuando era joven estaba bendecida y tenía el hábito de fastidiar a su esposo mucho. Pensaba que necesitaba atención. Ella quería amor de él. Pero terminaba simplemente fastidiándolo tanto que cuando él volvía del trabajo ella le decía: “¿Por qué tu traje está todo arrugado? ¿Por qué no puedes doblarte la ropa? ¿Tu madre no te enseñó a doblar la ropa? ¿Por qué trabajas tanto?” Ella continuaba fastidiándolo.

En realidad, ella lo extrañaba verdaderamente. Y este era un modo en el que ella quería conseguir su atención. Pero cuando ella reflexiona acerca de esto, cuando reflexiona acerca de ese primer matrimonio, se da cuenta de que ella estaba realmente lastimando a ese hombre. El estaba herido, sentía falta de aprecio, que lo estaba juzgando por pequeñas cosas, y que él había estado trabajando todo el día para su familia, pero no se lo reconocía, ni se lo apreciaba. El comenzó a llegar a casa más y más tarde, luego del trabajo, 6 de la tarde, 7 de la tarde, 9, 10 de la noche, 2 de la mañana. De algún modo, la relación de ellos, por supuesto fue de mal en peor, tuvieron que dejar esa relación atrás, y la relación terminó en un divorcio.

Cuando ella reflexionó acerca de esto, pudo recordar cuántas veces él le decía: “No puedo tolerar esta crítica constante. No puedo soportar esos comentarios constantes sobre lo que estoy haciendo. Estoy trabajando tan duro para ti, ¿por qué no puedes reconocer el trabajo que estoy haciendo?” Y se sentía tan rechazado, inaceptado, se sentía no amado. Pero ella continuaba acusándolo y diciéndole: “Me estás evitando. No quieres comunicarte conmigo, etc.” Por esa razón el matrimonio se desmoronó.

Veinte años más tarde ella mira hacia atrás y dice: “Debería haberlo apreciado más. Debería haberle dicho cosas lindas. No debería haberlo fastidiado tanto. (Ellos tienen 3 hijos) No debería haberle dicho cosas fastidiosas.” Ahora ella se da cuenta de que cuando lo lastimaba a él, en realidad se lastimaba a sí misma.

Como ven, al final, somos cuerpos interconectados, cuando herimos a otras personas alrededor nuestro, inclusive si es algo pequeño, al pasar del tiempo nos estamos lastimando a nosotros mismos.

Cuando pienso acerca de toda la historia y la noción del cuerpo conectado, también podemos llamarlo cuerpo interconectado, pienso en la historia de José. El fue vendido como esclavo por sus hermanos y por muchos, muchos años, como ustedes recuerdan en la historia, 10 años, él pasó por tantas cosas en su vida. Estuvo en prisión durante 3 años, por un crimen que ni siquiera había cometido. Estaba en un palacio y luego en una prisión. De repente conquistó el favor del rey y se lo hizo el segundo hombre más poderoso de todo Egipto, básicamente esto significa el segundo rey. Fue ubicado justo debajo del Faraón.

Y ustedes recuerdan la historia de cuando hubo una gran hambruna y todos sus hermanos y hermanas terminaron viniendo a pedir comida y grano en Egipto. Ellos son de Canaán. Están viniendo y suplicando por comida. “Por favor, ayúdanos, estamos muriendo de hambre en Canaán.” Y recuerden la historia cuando José los vio. Lo primero que les preguntó fue acerca de su familia: “¿Quién se perdió en su familia? ¿Tienen un hermano menor? ¿Qué le pasó a ese hermano que murió?” Ellos le habían dicho que el hermano menor había muerto. Se estaban refiriendo a José a quien habían vendido como esclavo. “¿Y su padre? ¿Está vivo y bien?” Y José los envió a la prisión, como recuerdan. Una vez más: hacía 10 años, los hermanos de José, cuando lo vendieron como esclavo, nunca pensaron que él volvería. Nunca se dieron cuenta de que eran cuerpos conectados. Finalmente vemos que esto vuelve a ellos. Terminaron en una prisión en Egipto. Pero José sabía que él era un cuerpo conectado. Tenía ese conocimiento: “Un minuto...Estoy interconectado con mis hermanos. Sé que si los lastimo esto regresará a mí.” Y él hizo algo sabio. No se vengó de sus hermanos. Lo podría haber hecho pero no lo hizo. Recuerden la historia donde dice: “¡Traigan a su hermano Benjamín!” Y Benjamín viene. Y José dice: “Ahora traigan a su padre.” Justo antes de que el padre viniera, él llora y se quiebra y le dice a todos sus hermanos; ¡eh!, en realidad, soy José.

Y como ustedes recuerdan tuvieron una gran fiesta. En ese tiempo los egipcios y los hebreos normalmente no se sentaban juntos pero José como el segundo rey se sentó con ellos y los alimentó, los sirvió en la mesa. ¡Ellos estaban tan sorprendidos! ¿Qué hizo? El salió de su camino, hizo un esfuerzo especial. El era una persona con un gran corazón. Tenía el conocimiento, la sabiduría de un cuerpo conectado. Los perdonó. Los ayudó. Les dio comida, los abrigó, y como ustedes recuerdan, les dio grandes áreas de tierra en Egipto. Se las dio a ellos, los bendijo, y al ser esa persona mejor, al ser esa persona madura, que no busca venganza, él sí ayudó a su familia. Los ayudó materialmente. Los ayudó emocionalmente. Los ayudó espiritualmente. Terminó recibiendo mucho más de lo que había dado.

Todo lo que él quería era una disculpa. El obtuvo esa disculpa, por supuesto. Pero también recibió algo mucho más grande que la disculpa. El obtuvo de sus hermanos y hermanas gratitud, admiración, obtuvo respeto. El obtuvo amor y algo incluso más poderoso. Al perdonar a sus hermanos, él pudo perdonarse a sí mismo. Y eso fue realmente algo importante porque durante 10 años José había vivido enojado con sus hermanos. Estaba esperando el día: “¿Cuándo podré vengarme?” Estoy seguro que esos pensamientos pasaron mucho por su mente. “¿Cuándo podré verlos nuevamente? Ahora estoy bajo el Faraón, ahora puedo perseguir a mis hermanos y atacarlos.” Podría haber pensado esa clase de cosas.

Pero José pudo perdonar a sus hermanos y realmente ayudarlos y apoyarlos. Al final pudo perdonarse a sí mismo por todos esos años de enojo, pudo realmente liberarse a sí mismo de su propio dolor.

¿Ven?, cuando entendemos la noción de un cuerpo conectado, entonces, cuando herimos a otros, terminamos hiriéndonos a nosotros mismos, estamos conectados a ellos. Al mismo tiempo, la otra parte más hermosa de esta noción de cuerpo conectado es que, cuando mejoramos, cuando mejoramos esas relaciones, ofrecemos esperanza a esas relaciones. Cuando nos mejoramos a nosotros mismos, cuando somos más felices, cuando somos más maduros, cuando somos más exitosos, más victoriosos, nos convertimos en cónyuges más maduros. Llegamos a ser hermanos más felices con lo que tratar. Llegamos a ser padres más felices con los que tratar, hijos más felices con los que tratar. Ser más felices, más maduros, más amantes, más exitosos, no es en definitiva una actividad egoísta, si lo hacemos correctamente. Cuando tienen éxito, entonces son capaces de proveer a sus relaciones conectadas, un recurso más feliz, más amante, más maduro y victorioso, a su cónyuge, a sus padres, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas. ¿Ven?, todo está conectado. Realmente adoro esta noción de un cuerpo conectado.

Si hay algo que podemos aprender hoy, entonces es esta noción. En definitiva, sí es importante entender nuestro valor como una encarnación individual de la verdad. Somos muy preciosos. Somos valiosos. Es importante vernos con los ojos de Dios. Cada mañana cuando se levanten, no deben decir: “¡Oh, tuve un día terrible ayer!” Lo primero que deben decir cuando se levanten y se miren al espejo, es esto: “Tengo un valor divino, tengo un valor cósmico, tengo un valor único.” Entonces el problema o el error que cometieron ayer no es tan grande, y hoy pueden hacerlo mucho mejor. Hoy pueden salir de casa con esperanza. Es tan importante vernos a nosotros mismos bajo esa luz. Somos preciosas encarnaciones individuales de la verdad. Representamos en una forma única a Dios y a los Padres Verdaderos.

Pero al mismo tiempo somos cuerpos conectados. Esto significa que no vivimos como islas sino que estamos conectados. Porque soy la esposa de mi esposo. Porque soy el padre de mis hijos. Si mejoro, puedo mejorar esas relaciones. Si mejoro, si me fortalezco para ser más feliz, más exitoso, más amante, para tener más empatía, ofrezco un recurso mejor, más feliz, con más empatía, más perdonable a mis hermanos, a mis hermanas, a mi cónyuge, a mi hijo, etc.

Cuando entendemos este concepto, entonces entendemos que invertir de nosotros mismos, desarrollarnos, mejorarnos, fortalecernos, no es una actividad egoísta. Si sólo hacemos esto, por supuesto, puede auto consumirnos (puede tener un mal efecto, puede ser algo egoísta). Pero si entendemos la noción de cuerpo conectado, si entendemos que cuanto más maduros somos, podremos ser un recurso más maduro para las personas que amamos, entonces podemos entender que esto no es una actividad egoísta sino altruista.

Hermanos y hermanas, si entendemos esto, entonces todos los días, todos los días, cuando nos despertemos díganse a sí mismos estas cosas. Véanse a sí mismo con los ojos de Dios. Véanse a sí mismos de un modo diferente. Vean su relación de un nuevo modo fresco.

Vean su futuro con nueva esperanza.

Cuando hacen esto, comienzan a cambiar su futuro. Comienzan a cambiar su destino. Comienzan a cumplir su 5%. Comienzan a moverse en la dirección a la que Dios quiere traerlos. Si hacen esto, si somos más felices internamente, si invierten de ustedes mismos, entonces también mejoraremos nuestras relaciones, entonces seremos capaces de ofrecer eso a nuestras familias, a nuestras naciones, a nuestro mundo. Ofreceremos esto de vuelta al Dios Todopoderoso.

Hermanos y hermanas, si hacemos esto, creo que encontraremos más victoria, más iluminación y más paz todos los días de nuestras vidas y viviremos esa vida bendecida que nuestros Padres Verdaderos nos han bendecido para vivir. Si pueden recibir esto demos un aplauso sagrado a Dios y a los Padres Verdaderos (Aplauso).

Muchas gracias.

Antes de terminar nuestro servicio, siempre nos gusta incluir a todos a la familia de los Padres Verdaderos. Todos ustedes, hermanos y hermanas del mundo, esto también te incluye a ti. Volteemos para ellos, hermanos y hermanas, para todos ellos. ¿Podemos dar vuelta la cámara allá atrás? Todos nosotros saludemos con nuestras manos. Digámosles ¡Sarangheyo! (los amamos). Sí, los amamos, hermanos y hermanas.

Una vez más, siempre es importante volver. Ofrezcamos una breve oración juntos. Hyung Jin Nim ora:

Padre Celestial, gracias por unirnos aquí en este día. No estamos sólo aquí, en este santuario, Padre, sino que estamos conectados a todo el mundo. Tenemos hermanos y hermanas en Rusia, en Africa, Padre, en Lituania, en el mundo arábigo. Tenemos hermanos y hermanas en las Américas, en todos los países asiáticos y estamos conectados con ellos, Padre, en este día.

Entendemos que Tú nos has bendecido para ser un cuerpo conectado también. Entendemos que somos preciosas encarnaciones individuales de la verdad. Hasta ahora, Padre, hemos cometido errores. Arrepintámonos desde nuestros corazones profundamente en este momento. Te lo ofrecemos Padre y recibimos Tu perdón, Padre. Gracias por todo lo que has hecho. Por favor, conviértenos en el palacio de Tu paz, el palacio de Tu amor, y el palacio de Tu linaje, por siempre y para siempre. Oramos esto en todos nuestros nombres como familias bendecidas centrales.

¡Aju!

Palabras de cierre de Hyung Jin Nim:

Hermanos y hermanas si siempre mantenemos a los Padres Verdaderos entronados en nuestros corazones de gloria, encontraremos más victoria, más iluminación y más paz, más de lo que jamás hayamos pensado.